Ana Gabriela Guevara como en 2004, se sigue llevando la plata.

por Staff El Paradero

Quién no se acuerda que Ana Gabriela Guevara puso a México a soñar con el oro olímpico en 2004. En esos 49 segundos, Ana lo dio todo. No alcanzó y fue segundo lugar. ¡No importó! La medalla de plata se disfrutó con sabor dorado. Ana era un fenómeno, era nuestra estrella, todo México la quería. 

Si en el verano de 2004 fueron los 49 segundos mágicos de la carrera que encumbró a Ana, veinte años después, en el verano de 2024, fueron los 90 minutos que sintetizaron su desplome como funcionaria en la conferencia de prensa que encabezó para hablar de los juegos de París.

La gestión de Guevara al frente de la Conade ha sido un relevo de escándalos a los que siempre contesta con soberbia, desdén y desplantes. No sé si a la gente le indignan más los malos manejos financieros que se denuncian en su contra, el trato que ha dado a los atletas o las formas con las que se conduce públicamente. La conferencia de ayer es un muestrario.

Los cuestionamientos ya no sólo fueron al desempeño deportivo y a la falta de apoyos gubernamentales, sino que hicieron énfasis a los lujos que se dio Guevara en su viaje a París. Restaurantes caros, increpada por ciudadanos mexicanos que se la toparon, vuelos en primera clase. Y ella respondió con la misma altanería del “por mí, que vendan calzones” que recetó a las atletas de nado sincronizado. Hoy, es el referente del mal paso de una atleta exitosa a una funcionaria desastrosa. 

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